Soy nieta por partida doble de abuelos españoles, que llegaron a Venezuela, huyendo de la revolución española. Luego de varias décadas me toco a mi vivir esa experiencia de salir del país natal por causas ajenas a mí y la familia ya que cuando nos dimos cuenta de que las cosas estaban cambiando para negativo motivado por un nuevo gobierno que llegó dispuesto a cambiar toda la estructura organizativa de sus entidades públicas, gerenciar un país de manera anárquica, autócrata sin respeto alguno hacia los ciudadanos, tomamos la decisión de realizar un viaje sin retorno.

En el caso específico de Venezuela, no estábamos acostumbrados a migrar a otro país, ya que vivíamos en democracia y las cosas funcionaban a nivel de servicios públicos, generación de empleos, seguro social. El venezolano que salía era por algo circunstancial como: transnacionales que promovían al personal, estudiantes por becas de pre y post grado, entre otros.

Así como yo, existen un sinfín de personas que han tenido que migrar a otros países, dejando las huellas de un tiempo que será imborrable en nuestros corazones. Qué lamentablemente está sucediendo en Latinoamérica, Centroamérica e incluso algunos países de Europa incluyendo EE. UU.., las políticas con ideas radicales que afectan a tantas familias que lo que deseamos es vivir en forma estable, sostenible.

La migración es un fenómeno mundial complejo. Existen diferentes motivos para tomar la decisión de migrar de un país a otro, pero principalmente los motivos son económicos y políticos.

Cuando somos migrantes conservamos nuestros derechos humanos en cualquier lugar en el que decidimos vivir. Sin perder nuestra esencia y pasar por un proceso de adaptación que, en mi caso particular, me costó mucho ya que tenía resistencia en este cambio de vida, fue una constante de estados emocionales tal como: rabia, soberbia que me invadía por espacios de tiempo ya que siempre hacia comparación con Caracas, y decia no puedo con esta infraestructura de Panamá.

Ser inmigrante y el período de adaptación fue un proceso en el que tuve que realizar un trabajo interno y el coaching con sus beneficios me proporciono esas herramientas. Tener la humildad y reconocer que estaba equivocada como ser humano y ese darme cuenta me llevo a reflexionar qué era necesario despegarme del pasado para aprender a ser flexible y tener la disposición y actitud de aceptar donde hoy vivo.

El cambio inicia por mí, ser inmigrante no es perder mi esencia, al contrario siento que lo valoras…
“La vida es una rueda que gira en una constante, donde te puedes subir y bajar lo importante es aprender a ser humilde en esas vueltas”.

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Por Selena Mitchell

Abogada, Directora de Medios de News CDD

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